Undibujin

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viernes, 20 de febrero de 2015

II En cuarto blanco...COMO IMPACIENTE.

II

Y no sé para quién hablo cuando yo también me voy. Me voy muchas veces, me voy esperanzada; de un ´no vuelvo más´, dejado en puntos suspensivos cada día. Cómo duele el volver a encontrarme en las palabras que me quitan todo!, me alejan; hay muchas letras que ya no quiero ver. Mientras a otras las lloro y no me miran. Y no sé para qué vago como susurro entre la multitud. Hacia dónde abrir la puerta y gritar? Si  a la ventana me asomo se cierran las flores. Un estando sin estar; como los rayos del sol que se esconden de mi sombra. Sabiendo que existo por las horas en las que no estoy ahí, aquí. Aca donde me hago cariño desde lejos, hecha ovillo, extrañando. A veces me saludo para ver si estoy. A veces me dejo llorar, un poquito nomás, para ver si entre lágrimas sonrío. Luego no escribo, dando pie a la locura de no saber si existo (sin que esto me diga nada). Escribo la negrura de mi sangre, mi sangre de pájaro-alien sin nido; Sin árbol de lamentos que me envuelva para descanzar en sus ramas; Donde escondía a tajos mis palabras, por siempre enterradas para no llorar. Me encuentro así, a la sombra de la ausencia, sin verde en el cielo ni canto en las hojas; Hace mucho que no cantan las hojas. Se revuelve el corazón en pena por el alma que muere desconocida en las pequeñas cosas. Morir, en la rareza del universo silencioso que no logro compartir, En el rojo de la sangre que no me puedo quedar. Olvidarme tal vez, en los rostros que flotan como mascaras de fotografias viejas; Sin importania en la nada de la vida: Mi inexistencia adimensional.

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