Undibujin

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viernes, 20 de febrero de 2015

I EN CUARTO BLANCO... como impaciente.

I

Frente los pedazos de la mente quebrada mi alma se esconde en su centro, se vuelve adimensional; Es todos los colores antes y después de su ausencia. Como un salto al vacio desde ningun borde cada segundo es infinito... Cada minuto me ata a la inexistencia, a la desconexion de lo real. Quedando aquí la irrealidad de este mundo que sueño y todas sus sombras en una  espera eterna por ignorar a quien las nace. Como aquellos rostros, me doy la espalda. Levanto el muro que cierra el cuarto. Así ya no es blanco, sus paredes son espejo de cielo, de techo mi corazón impaciente. Unido a mi por un leve calor; parezco soldada por quemadura de cigarro. Soy los bordes de la cicatriz, la fuerza que se lleva el humo al salir del pecho;  ese pedacito que esconde mi ser la ceniza de mis ojos. Apagando atardeceres con la frente. Siempre yo. En la nada de mi vida. Respirando las noches del mundo, ese donde solo estoy, yo, como impaciente de que nadie aparezca y me inhale en su humo, tranquilamente, cualquier madrugada de algún cigarrillo. Pero aquí solo prueba tabaco mi boca como realidades forjadas que justo antes me comian a mí. Yo, en la sombra  de mi humo. Yo, en la esquina de mi vida circular. Orilla del centro roto...Amurrallado: el soñado deseo, sin labios aparece en la noche que no sueña. Y hay quien duerme en mi boca, respira en la nada de mis manos, refleja los ojos de la soledad dejando la oscuridad en cualquien espacio blanco; Ella me divide donde debería estar yo. Me desarma la invasión de las palabras.

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