Undibujin

Undibujin

miércoles, 18 de marzo de 2015

El morir de a poco

No hay cambios en el horizonte, no diviso un punto extraño que me hable.
Aquí sólo estoy yo en la pradera que se extiende frente a mí, olvidada en completa soledad sin necesidad de ausencia. Borrada de todos sin irme lejos, este cuerpo no deja de ser tangente, tampoco mí mente se desvanece extendiéndose en la nada de la nada, ahí me amarro al aire. Más es inútil, estar anclada al vacío sólo estoy me dice que estoy...
Estoy donde nadie está, sin extraños, fantasmas, ninguna mano que tomar.
No hay caricia que reviva el calor de mí pecho que empieza a ceder, a abandonarse y podrirse.
¿Por qué soy tan difícil de encontrar? ¿Por qué no hay ojos que me miren? ¿Estaré en el destierro final acaso? Este lugar donde extrañamente vine a parar tampoco me nota, estar de pie no válida mí presencia.Nada le dice al mundo que sigo viva y con signos; Ésas señales de mí vida que se aferran a mí yo que se rinde, empiezo a sentir lo que es estar muerta. Algo me dice que esta es la sensación.
Soltarse a una muerte que debe ser insensible en sí, llevándome sin saber la manera en que me arrastra, me arrastra a fantasma. Sólo espero estar, ser de ésos que no sienten nada. Olvidar al fin a la vida que no espera a verme muerta para darme su gran espalda.
Me llevó a un triste paseo en mí agonía, me tuvo de mano en mano. Anduve de bolsillo en bolsillo. Y de quienes comprendí que fui pequeña en su memoria, no era más que otro centavo. Como los que se encuentran en la calle o se caen sin hacer daño a abandonarse y podrir en soledad y olvido.

Así es mí vida que se apaga, Mi existencia diminuta, que se desvanece, en cada lugar desapercibida, sin ser notada en cada cuerpo del que resbala lentamente. Hasta aquí. Donde nadie está, donde terminó cada memoria que se tenía de mí... Tirada al fondo de un bolsillo agujerado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario